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24 de agosto de 2007

La muerte acarició mis aires inexpertos ante la brutalidad de tan sorprendente bofetada. Sentir que el sueño eterno nos saluda desde la acera de enfrente, golpeando a alguien que conocimos, nos rebobina la película en el tiempo, infinitos recortes de momentos ya olvidados.
La ruleta rusa va a su antojo. Las balas se disparan al azar a ese destino, a lo que hemos podido improvisar sin haber aprendido. Existe un ganador que ahora esta ausente. ¿Dónde el cielo y el infierno? ¿Dónde la paz, dónde el dolor?
No puedo encajar esta pieza en mi puzzle emocional. Me repliego. Espero agazapada la próxima jugada. Nada importa si no nos mueve algo que dé sentido a esta injusticia racional.
El tiempo. Efímero. Cruza la línea de la vida. Se instala el dolor en el cuerpo y en la mente de quienes formaron parte de nuestro mundo. El decreto de la noche nos hace pensar. Todo importa, o quizás ya no. Todo puede cambiar en un soplo mezclado de risa y llanto, por eso no tengo derecho a quejarme.
Es tiempo de mirar hacia dentro. Es tiempo de respirar.

2 comentarios:

AnaR dijo...

Es tiempo, sí, de mirarse dede dentro y reconocernos transitorios ...

Me encantó leerte y volver a saludarte.

Abrazos

TU BOCA dijo...

Transitorios... excelente definicion... un saludo...