Tu audacia levantó la ilusión adormecida y desde entonces te persigo para que no me faltes. No hay limites en tu regazo. No existe el caos ni la oscuridad.
Tu audacia destruyó mi ceguera y ahi estabas tu...
6 de octubre de 2007
No libero mi camino a tientas de caer como si mis ojos estuvieran vendados. Tengo el corazón libre y enriquecido de tu mirada, de tu risa abierta, de tus sueños. No soy la mujer de aquél entonces. Ya no mantengo estructuras férreas en el engaño, me he vuelto vulnerable. La piel se eriza cuando tu aire se acerca, cuando te leo, cuando me hablas. He construido otros puentes y la pasión puede más que las virtudes. En una sola cara me contraigo y me abro para ser yo misma. Permito que tu lujuria se acomode en mis huecos para que los hagas tuyos. Mi cuerpo desnudo se acerca a tus horizontes. Se respira el veredicto. No hace falta escuchar.