Culpable de haberte creído. Culpable de haber respetado tus tiempos. Culpable de aliviar la presión que acompañaban tus días. Culpable...
Tu ángel ahora huele a venganza maquiavélica. Me sorprende tu puñal, me machuca el haberte creído. Tenias jurada la bofetada final, eligiendo el mejor momento para curar tu orgullo.
No entiendo lo que las horas que rozamos juntas quisieron decir. No se si tendrán un sentido para que encajen en este rompecabezas que has esparcido por los suelos. Pulverizaste mi corazón y con eso lograste que dejara de imaginar ese día que entrarías por esa puerta. Te ofrecí mi cabeza y no dudaste en soltar la guillotina. El dolor se respira porque nunca fui presunta inocente, sino culpable del karma que te rodea cuando me tienes cerca...
No se si mereces explicarme que pasó. Lograste que dejara de recordar, aunque aún no te encuentre un lugar... Se han perdido piezas y ya es tarde para volver a equivocarse.