Cabellos revueltos en un mundo de guerras. El sudor de tu piel empuja mis manos para enredarme en tus piernas. Busco tu boca, beber tu sexo, navegar en tu océano agitado... Abrazos de palabras de amor que no prometen nada y que recibo placenteramente herida.
No quiero llegar a tu orilla tan pronto...
Ay mujer,...que se caiga el mundo mientras te siento dentro. Déjate embriagar de mis instintos más oscuros, de los caminos de mi alma más complicados. Déjame revelar los secretos que hoy tengan que ver conmigo, porque nada más me importa mujer, en este mundo lleno de guerras, que hacerte el amor hasta el cansancio.