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6 de noviembre de 2020

 Hoy salí a la calle y me encontré un cielo salpicado de algodones. Me zambullí entre la gente dispuesta a respirar todo lo que se me ponía delante. 
La temperatura era ideal para caminar, asi que pensé... que bueno que estuvieras a mi lado, que bueno el día en que podamos hacerlo.
Así que entre pensamientos y recuerdos del día mi camino a casa fue sonriendo mis pasos al andar. 
Me sorprende este sentimiento, me sorprende y me da valor para aprender a vivir lo que ya debía de saber. 
Me alucina tu corazón abierto, me cautiva tu corazón cerrado. Encendida me alimento de un reloj sin manillas que marcan la hora en donde puedo verme en tu espejo y ser yo misma. 
Asi que vuelvo sobre mis pasos para no perder la ilusión del presente. deambulo machucada, atada de pies y manos, sin ojos para ver la puerta de salida.

1 de noviembre de 2020

 Hoy podría equivocarme y golpear tu puerta para verte sonreír y ante tu sorpresa, regalarte un puñado de destellos al tenerte frente a mí. 
Hoy podría equivocarme y ofrecerte mis latidos en voz alta, invitarte a volar por los atajos de mi corazón.
Pero tus palabras duelen más que tu silencio y tu silencio duele más porque hace ruido y esos ruidos
  me duelen más que tus palabras.
Hoy podría gritar melancolías otoñales, añoranzas convertidas en palomas mensajeras o guardar tu mismo silencio para no golpear tu puerta. 
Ante mi sorpresa estas en el aire y puedo respirar tus latidos en voz baja.
Tus palabras y tu silencio deberían  ser el atajo ignorado para dejarte  volar.