El verano empezó antes de tiempo. Despertó letal y a la rutina se sumaron tardes atípicas de playa donde el mar era el impulso refrescante y no tanto disfrutar del sol...
Saturno y el sol tímidamente se acercaron en conjunción, imaginaron una constelación uniendo el tiempo en otra galaxia,... hasta que llegó la luna llena.
Entonces ahí el aire empezó a sentirse acorralado, un temporal de arena cerró mis ojos. El otoño palideció mi rostro cansado y de repente hizo frío, mucho frío... Sacudiendo la rabia,... el invierno fue real..
El cielo lloró toda una tarde en que también podría haber salido el sol...
Y lloró tanto que un iceberg se partió en dos...
Y lloró tanto que un alud de lodo se despertó, quitándole el collar a la ilusión.
Y lloraron tanto los días que empañaron el sueño en que mis manos se entrelazaban con las tuyas.
Y poco a poco un puñado de lágrimas del otro lado de la luna, desfiguraron el espacio que había entre sol y Saturno.
Y de repente ya no hubo espacio.
Y de repente ya no hubo sol...
Y de repente, solo hubo silencio.
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